domingo, 30 de junio de 2013

Nina



Alguna vez estando muy lejos de los vuestros ha aparecido alguien que os haga sentir como en casa? A mi es lo que me está sucediendo ahora mismo, estoy conociendo a seres adorables que me entregan un calor inhumano, pero esto es algo que dejaré para otra ocasión. Hoy os quería hablar de esta cosita pequeña, que en realidad es muy grande. Ella es Carolina, esa mulata blanca de casi 7 años, capaz de querer a la gente como si de su familia fuese, pero es que en Angola es así todo el mundo, por lo que llegan a tener una familia enorme por la cual, sin lugar a duda darían su vida.
Ya han pasado muchos meses desde que llegué a la capital de Portugal, pero fue apenas hace un mes cuando me atreví a querer a su gente, y entre ellas, sin lugar a dudas, a la que más he podido llegar a adorar, es a esta ratita sabionda que me enseña cada día un millar de cosas. La sangre africana que corre por sus venas le hace tener un arte que me recuerda a cuando yo era pequeña (yo no cogí esos aires de tan al sur, pero los españoles también tenemos lo nuestro).

Si hay algo que tengo claro es que mientras yo esté viva, a esta pequeñaza nunca le va a faltar de nada.

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