Ahora, que el
tiempo me sobra, me paro a pasar en los tiempos que vendrán, si estaré sola,
con él o con otro. Si pasaré más tiempo riendo o llorando, se que éramos
distintos, imposible, y un futuro menos claro, pero creo que juntos.
Algo que me
gusta pensar, poco tiene que ver con él, o con cualquier otro, me gusta pensar
que, tarde o temprano, tendré los Lunes de Chicas, un día a la semana dedicada
solo a ellas, a mis niñas del barrio. Un día en el que bailaremos, cantaremos y
reiremos, un día en el que aprenderán mi idioma, y yo aprenderé mejor el suyo.
Donde nos atiborraremos a pizza, tortilla y helados, donde veremos películas
mientras nos hinchamos a palomitas saladas. Donde innovaremos un sin fin de
coreografías, y donde solo podrá entrar mi chico, al fin de cuentas, él vive
ahí. Ellas me hablaran de su día a día, yo ocultaré mis horas cansadas. Me
hablaran de aquel primer amor, yo recordaré el mío. ¿No suena bien todo esto?
Creo que nadie más pensará en este tipo de cosas, pero me gusta pasar mi tiempo
ayudando, enseñando, pero sobre todo aprendiendo, y sé a ciencia cierta que
estas miudas lo conseguirán.