lunes, 18 de noviembre de 2013

Ya no quiero volver a ser aquel "tesoro" que todos esconden.

Objeto delicado de belleza incandescente, ese que todos quieren tener, pero que nadie posee. Ese que cada noche acaba llorando por no entender nada de lo que sucede a su alrededor. Pequeño ante sus ojos, grande ante la realidad. Objeto tan humano como frágil, tan frágil como el cristal de sus lágrimas. Agua que se escapa ante las manos de tantos... Que solo quiere estar, permanecer; ser reliquia de alguien que no valore su belleza, que valore su ser. Objeto harto de ser escondido, queriendo ser importante, no solamente para él mismo, si no para alguien, para un sólo alguien. Soñador, distante. Queriendo ser cercano para quien lo merezca. Cansado de reír para los otros, cansado de llorar en soledad. Dispuesto a gritar al viento lo que siente, dispuesto a mostrarse. Aburrido de que todos oculten su existencia, incluso aquellos que dicen que es importante en sus vidas. 
Los años le han hecho más fuerte. Los años le han hecho querer ser algo más. El tiempo ha puesto en su camino grandes desafíos. El Tiempo le pide una tregua, y él se enfada con el Tiempo.
Ahora valora otras cosas. Ahora sólo se queda con lo que realmente importa. Ya ha dejado a un lado aquello que, pese a ser hermoso, no aportaba nada a su vida. Ya no quiere demostrar que es especial, por que sabe que lo es. 
Sólo quiere sonreír, bailar, cantar. Sólo quiere gritar de felicidad, acompañado en la soledad; sentir que alguien le habla en silencio. Sólo quiere que haya un alguien que se sienta él mismo a su lado, y poder también ser él a su lado.
Ahora busca abrazos que lo digan todo.

1 comentario:

Virginia dijo...

Que bonito texto Sara! *_*